
A Carlos Enrique Montes Buriticá
¡Haga lo que se le de la gana! Me dijo al final de tan acalorado debate, yo le exponía mis locas ideas de regeneración planetaria, que nosotros somos una conspiración de nosotros mismos, que la verdad esta más allá de los sentidos, de lo imaginado; pero su terquedad le daba para callarme con semejante afirmación. Aunque estuviéramos en discordia algo nos era común, ese idealismo de soñadores y visionarios, él a su manera y yo a la mía, ¿Quién diría que su empresa haría? Pero tan irónico es este mundo que un día entraron a robarlo y lo que no se pudieron llevar lo dañaron, y hasta ahí fue el idilio del papel reciclado, y hasta su relación de pareja. Cierto día él tocía como de costumbre (por fumador) y casi ahogándose en su esputo, hizo el sonido característico y fue al baño. Por mi lado estaba viendo por una ventana, tomando aire, estaba en esos tiempos de no fumar más que la naturaleza necesaria, veía una linda dama pasar por abajo en la acera y en eso que acabo de describir me voltea a mirar, no se que habrá pensado pero creo que le dio asco, yo por mi lado me reía de la ironía mientras Quique pregunta: ¿Qué pasó? Y le expliqué reaccionando con horrenda carcajada y a mirar por la ventana. Pero al rato se inmuto y hasta se iba disgustando, le pregunté que qué tenía, y me dijo que no sabía, en eso sonó el citófono y era un funcionario de la empresa eléctrica, le iban a cortar la luz, pero esa cara de sufrido y necesitado junto a la promesa de pagar mañana mismo, hizo mella en aquel sujeto y no le cortó el servicio. Subió aliviado porque podíamos seguir trabajando en el primer paso de lo que después sería la fábrica del hombre. Recuerdo esos días que íbamos de farra al cine, una vez se acabo la película casi al tiempo con el vino y la nucita loca, en otra entramos a una de guerra las cuales no le gustaban, pero fuimos a ver una de las de la guerra de las galaxias, otra ironía, Qué vídeos aquellos, y todos los que la censura y el respeto de mi amigo me permiten narrar, como la del tigre.
Esa es insólita y descabellada, pues en una época que pasó al borde de la selva, salió de paseo por un sendero, y de sorpresa apareció un tigre, ver esos ojos brillantes, esa cabezota, y ese áspero rugido, lo llenaron de un paroxismo tal que cual mono que somos se trepó a un árbol largo y allí se estuvo toda la noche y casi todo el día siguiente. De irse a farriar, farriando por el camino, llegando a dormir a la rumba; su accidente en moto; cierta vez estaba en un Terminal y mientras esperaba la hora de salir el bus, le echó unas monedas a una maquinita, y adivinen ¿Qué? Se ganó un premio, tantas veces que intentamos y siempre nos gastamos el dinero, y él está con la nena de paseo, y pun, tómelo, se gana un premio.
Yo siempre le insistí en que eso es parte del sentido de compensación generado por la atracción, el equilibrio a nivel cósmico antes que personal, para mí el empeño era sólo creerlo aunque sólo encontremos fracasos, que por eso yo me sentía el fracasado más feliz de mundo, pues entendía mi situación como un sacrificio, hacía lo que era idóneo de conocer, de hacer, imaginar…. Soy un soñador y un traspasado, me gustan las historias de fantasmas, pero también un enamorado, al igual que él, solo que él prefería las historias más sociales. Yo fui quien le tomé la foto en lo que queda de nieve en el volcán nevado del Puracé, el que lo arrastró hasta allá como el guía, como un bastón, como su fiel servidor, fuimos a encender una colilla, y como por arte de magia el amado viento dejó de soplar y podíamos tener el cerillo a la intemperie sin que se apagara y cumpliera su deber. De imprevisto el clima se tornó complicado y el se asustó y decidió bajar, mientras lo incitaba a quedarnos un rato, cual guerreros, pero habían más personas esperándonos y decidimos bajar, no sin antes pedirle permiso a la montaña para tomar una roca. Al día siguiente un médico y sacerdote paéz me hizo una limpieza de la piedra, y hablamos un rato en la oscuridad y el retiro de la gente, gracias Quique por esos bellos momentos.
Siempre fui yo quien quiso irse a la montaña como un ermitaño, o viajar por las carreteras como un nómada, cual peregrino que somos, tener el coraje que sólo él sabe darse, de ser un gran agrónomo y amante de la naturaleza, mejor dicho tanto que hay que contar de él y tan poco tiempo, tan poco papel para tan larga historia, somos aquellos concebidos para ser leyenda, como esas increíbles historias de él en la mitad del mundo, de su roll en una camioneta policial, y apartando a todos por el altavoz, de su perrita que se murió, de sus “shit happened” en el servicio público o cualquier lugar, como la vez que en una playa de Ecuador, se acercó una nena y le preguntó si era colombiano, y le pregunto de donde era, y él al responderle a ella le contestó que también era un viajero de allí, y pregunto si de casualidad conocía a Juan Camilo Villegas, y valla sorpresa, si solíamos salir a jugar fútbol los Domingos juntos, eso en esa soledad, distancia, abandono, debió haber sido como un milagro.
Tengo tiempo de no verlo pero estoy seguro que pronto lo volveré a ver, a escuchar más de sus historias, pues de todos los artistas que conozco, él es el único que se ha atrevido a hacerlo con el espíritu, pues es su vida todo un cuento, una inspiración, pues todo lo narrado anteriormente es absolutamente real, no miento, como decir que cumple años el mismo día que mi hermano, y un conocido que está desparecido. No podría imaginarme todo esto mientras caminábamos ese día, o bueno esa noche, cuando en medio de las miradas acusadoras, sentíamos que estábamos hechos del material estelar de seres atrapados en la necesidad del cuerpo y el alma.
Cierto día me encontré un cerillo tirado en el suelo, me agaché a recogerlo cuando él me dijo: hermano, se acaba de ganar la vida, mucha gente desprecia un fósforo, no sabe cuándo lo va a necesitar, eso lo aprende uno en la sobrevivencia. Como la vez que salimos de camping, una aventura que guardo en el corazón más que en la razón, una canción que ese día se hizo trascendental: Angie de los Rolling Stone, escucharla tirados en el suelo viendo las estrellas, un altar de una virgen, un recuerdo de otro amigo ya ido (pollo), tiempos mozos y juveniles. El lugar era cerca de la finca de la familia del Pollo, Piedra Antigua (Gachetá) donde los muiscas tenían un altar, según Rodriguez Fraile, hermoso y mágico, cuando nos fuimos a los días pasó la guerrilla preguntando por nosotros, y a los días pasó el ejercito en la misma labor, nunca volvimos, más que los paseos familiares, la última vez que estuve allí fue con el pollo, qué buena despedida, arco iris, ideas de volar entre las montañas, recordarlo a él es recordar a Quique.
A Pablo lo mató las farc, era gemelo de Quique, por eso allá fuimos, al Puracé, y les hicimos el homenaje a quienes cayeron con él, yo debería haber muerto ya hace mucho pero bueno ya me tocará, no me siento muy apoyado físicamente, el único bastón que poseo se llama espíritu…. Ah maldición de sociedad, la detesto, me odio por estar entre la miserable humanidad, pero me amo por lo que se de mi espíritu y más por lo que la fe me hace, él sabía lo existencial que soy, me daba moral con la humanidad que él tanto defendía, que yo tanto detesto, él me enseñó a aguantar el karma: hay que tener en el alma paciencia y en el culo resistencia.
Feliz cumpleaños Quique allá en la selva, donde estás en tu mundo, la naturaleza; también a Gerardo quien fue secuestrado y ahora está desaparecido, Feliz cumpleaños estés donde estés; igualmente querido hermano, hace 28 años llegaste a acompañarme en esta escuela llamada tierra, nos elegiste como familia y te lo agradecemos con amor, Feliz cumpleaños, vuestra celebración es nuestra complacencia, Dios los bendiga queridos hermanos, atodos los que cumplieron o cumplirán, pues todos los días hay que celebrar.
Viejo Buri, espiritualmente te mando mi energía, mi cariño, todo el amor del universo.