
El último fin de semana del año. Quisiera fuera el último
año, lo digo por todos aquellos que año tras año deben soportar las injusticias
de la sociedad, como los que en lugar de ser inundados con publicidad navideña
son bombardeados, y no importa quién las lance pues al fin y al cabo el que
gana es que las hace y las vende, le interesa todo conflicto en la tierra para
justificar su lucro y de paso sus políticas y creencias. ¿Qué año será el que
la gente del común, deje de ser vulgar y abra los ojos junto al entendimiento? Comprenderán
que no es menester ningún sistema más que la propia consciencia del ser humano,
el que sí es malo por naturaleza, lo es por la naturaleza de sus tratos y ambiciones,
en esencia el hombre en sí mismo sabe lo que es malo o bueno y por eso se debe
recuperar la dignidad, el honor y la honra de la palabra, ese era el valor de
la humanidad antes de la usurpación de las familias de abolengo y sus socios
comerciantes. ¿Feliz navidad? Y le dicen natalicio cuando ocultan el día que
nació el maestro, lo que celebran es un fenómeno de la naturaleza tanto física
como psíquica. El árbol, las luces, los villancicos, la novena, la cena… no son
diferentes de las calabazas del Halloween ni los corazones de san Valentín, los
que por inercia se manifiestan a menudo gracias a tales ritos y celebraciones,
los que tras el velo de su dogma está oculta la verdad, la cual no es absoluta,
es dual e individual, su imposición da la impresión de una manipulación u
omisión en la información o el debate. Papá Noel es un invento empresarial,
todo un ícono del materialismo comercial cuando el valor de las cosas y las
personas está establecido en su esencia, no es casualidad que la bebida gaseosa
oscura siempre blande su emblema con los mismos colores (Rojo y blanco); o de
la cena de navidad que es una costumbre de EUA cuando ya habían esclavizado a
los nativos americanos. Así que la historia ya no es parte de la gente, somos
manada que por mucho importa como mano de obra y carne de cañón, interés
corporativo que a la final es lo mismo que político “año fiscal” “anuario” y
demás falacias en que sustentan esa gran estafa que llaman sistema o sociedad y
que excluye o clasifica. Será otro año de lo mismo, elección de chupa sangre
llamado presidente, del reinado de la princesita que tenemos por alcalde, del
crimen y la justificación del status quo, y ni quiero imaginarme de qué
funerales.
No soy de los que celebran el cumpleaños, ni mucho menos la música
dada al baile o la bebida (ya pasé por ahí y no me gustó), prefiero ser parte
en un conflicto que ser víctima del mismo, también he sido herido por aquello
que llaman realidad y no es más que una ilusión. Me dicen utópico, idealista,
soñador, revolucionario, discordia, iluso, confundido, loco, equivocado… y así
sucesivamente; lo que sí me es desconcertante, es que, a pesar del desdén a las
formas humanas y mortales, generalmente comparto la vida con quienes en
realidad me aprecian. Inmensamente lejos de lo que es, el amor se pegó del miedo
para valerse cuando el amor es desprenderse y dejar ir, por eso la libertad que
ha cuartado el hombre no es digna de alabanza, así es que la justicia no es
ciega, sino que está con una venda en sus ojos, sirve a la patria y al
prejuicioso dios, cuando el amor es el único dios que habita todo corazón. Que la
dicha los embargue, mi pena no es una causa perdida, como lo pueda ser la libertad
de corea del norte del régimen de su dictador, socio de déspotas e hipócritas
dados a los peores vicios de la mortalidad, depravados, ambiciosos y corruptos.
¿Quiénes serán los que, cansados de tanta tiranía se levanten contra la iniquidad
del mundo y devuelvan a la humanidad el honor y la gloria de su genética y su psiquis?
Cada vez mi lucha está más cerca de su conquista, no contra la humanidad, es
contra esos pocos que se dicen dignos y que son desalmados, puesto en el
rechazo del ostracismo, contemplo a la soledad como una oportunidad de aprender
de aquellos fantasmas que me rodean, de conocerme y darme rienda suelta para
bien o para mal, sólo las estrellas y la luz artificial pueden dar testimonio
de mí, de resto, espero no se ofendan.