Perder algo
es doloroso y da rabia, ahora que un ser querido tenga que partir es morir un
poco, y hoy muero de nuevo, mi felino hermanito ahora se suma a mi hermano de
sangre en el cielo, han trascendido. Como mortal no puedo evadir el sentimiento
de derrota, sentirme derrotado por las invisibles sombras de la pena y el vacío,
es la ausencia lo único presente, sin consuelo más que la espera de
reencontrarme con quienes ya cruzaron el umbral, los fallecidos son libres del
cuerpo, cuya prisión del alma es menesterosa e incierta. No puedo contener las lágrimas
ni abatirme por la pena y la impotencia, me pregunto ¿Dónde estarán los ángeles
que nos cuidan? ¿Acaso uno que sufre con esta sociedad no merecer ser quien
muera en lugar de los que aman este mundo? Y no son las dudas lo que me
aniquila, es la certidumbre de aquellos que predican la verdad sin obras más
que la codicia o la ilusión, el régimen de lo concebido en dios y patria cuando
lo único real es la experiencia propia compartida con el otro. ¡Ay gatito! Siento
escuchar tus maullidos, extraño tu pasar frente a la pantalla llamando la atención,
tus impulsivas carreras o tus furtivas cazas de las moscas o bichos que se atrevían
a pasar el perímetro de nuestro hogar. Han de perdonarme todos aquellos, cuya
estructurada fe se ofendan con mis cuestiones, disculpen mi honestidad, cada día
me despierto deseando no hacerlo nunca más, y no es quedarme en un sueño como
todos esos que creen en el sueño americano o el materialismo histórico, es
regresar al lugar donde no hay cuentas por pagar o documentos qué tramitar. Te recordaré
gatito compañero de buenos y malos días como soporte y testigo de este
infierno, cada imagen en mi mente y teléfono perpetuará tu existencia más allá
de un nombre o especie, te agradecemos inconmensurablemente cada uno de los
segundos en ésta tú casa. Ayer se murió Robert Redford, un año y siete meses después
de mi hermano, reunidos en el más allá ya no tienen el yugo de las enfermedades
o la incomprensión, viven el mismo leguaje del espíritu en la eternidad. Es
deber de la consciencia hacer frente a las garras de lo imposible, aceptar lo
inevitable es preciso lo obligado ante lo evidente y la única verdad, la
muerte, mi compañera y maestra, esa misteriosa figura que nada de secreto y
oscuro tiene para mí, más bien es el remedio para esta enfermedad que para mí
es la sociedad, y lo siento, pero no dejaré de denunciar la estafa con la que
manipulan la vida, la condicionan o la reducen a un producto, un recurso, una estadística,
sin humanidad más que el pretexto para lucrar a la élite y someter al resto. Menos
mal el gatito dejó de ser el karma de comprar arena y comida o medicinas, ojalá
uno lo fuera para el resto que no aprecia la existencia más que la materia, ya
no sufre ni agoniza, ,pueda que ya no descanse en el regazo ni duerma sobre el
modem, pero sigue pesando sobre las piernas o rodando mi memoria, descansa en
la paz que necesito, se ha ido al otro plano de la existencia donde las
especies dejan de serlo para ser parte del todo, integrados en la luz y el amor
son experiencia pura, son el hecho de que caminamos sobre esta tierra y dejamos
huella más allá del tiempo y el espacio, son los lazos del amor que lejos de lo
físico mantienen cada vibra y onda unidas por el cariño. Me faltan fuerzas y ánimo
para seguir escribiendo, sólo queda la responsabilidad por no entregarse a las
sombras y perecer en esencia, ya he pasado por un círculo del infierno para
quedarme en otro. Pensando en aquello que los felinos tienen un píe en este
plano y otro pie en el otro mundo, espero que estas palabras te lleguen, que
nos disculpes por cualquier mal que te hiciéramos sin quererlo, si te pisé la
cola o se me pasó limpiarte la arena, hubiera querido darte más queso o cosas
que te gustaban, incluso dejar de hacer cosas por hacer caso a tus llamados de atención,
y no es que no lo hiciera, debí hacerlo más, creo. Me quedo con los momentos
que vivimos, una vez me vaya de aquí volveremos a jugar, te dejaré dormir
encima y te abriré la puerta y me llevarás lejos de esta condena hasta donde
mis antepasados esperan por mí. Que el amor te ilumine mi Querido Michu, extrañaremos
mucho tus maullidos, pero nos queda el amor de tu espíritu para el consuelo, te
recordaremos con la alegría que contagiabas, ahora tragarás moñitas en el cielo
y jugarás sin descanso, te divertirás y nos soñaremos que ríes y saltas de alegría;
ya nos volveremos a ver sin límites ni ataduras, hasta luego amado felino cósmico,
gracias por el tiempo que nos acompañaste y el amor que nos dedicaste, buen
viaje hermano gatuno, las bendiciones de la luz te guíen al más allá y a nosotros
nos alivie por tu partida.
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