No se imaginan el horror tras las celebraciones modernas, y
sobre todo la próxima fecha del día de Halloween que contrasta y armoniza con
la navidad, festivos de los cuales el mercado se ufana en los beneficios
económicos o culturales. Lo pagano continúa en lo profano de la libertad
religiosa de satanistas y luciferinos que pugnan el poder, es por eso que la
corrupción y la perversión es la doble moral de nuestro sistema, que dice regir
para todos y que todos saben que sólo benefician a las multinacionales y las
instituciones de las élites. Y son ellos los que pueden hacer sacrificios a sus
dioses, sea el búho Moloch o la madre Astarté o cualquiera que exija y demande
adoración y fe extrema. Los cementerios entran en alerta ante el posible saqueo
de las tumbas por lo que la policía tiene en ese día uno de los más difíciles,
acompañado del día de la madre, navidad y año nuevo, por no mencionar partidos
y otros eventos en que la gente exagera su felicidad. Dejé de alimentar esas
creencias y costumbres, por el contrario, aprendí a sacar provecho de esos días
especiales del año, y sé que el Samhain celta era un culto a la cosecha, que en
la cultura azteca se le conmemora como la víspera del día de los muertos. Hace
unos años unos druidas intentaron abrir un portal en una montaña cercana a la
capital, pero el fracaso y la frustración los desanimó a tal punto que pensaron
en métodos menos ortodoxos, sangre y otras violaciones fueron menester para que
funcionaran sus ritos. Una luz irrumpió la oscura y gélida noche, el instantáneo
fulgor los cegó y nadie vio lo que atravesó desde otro plano dimensional. Nadie
notó el miasma ni vio la penetrante sombra que cruzó en un haz de luz la
oquedad inter-dimensional, ni siquiera sintieron el miedo que profesa la
blasfemia ni el horror tras la maldad pura. Para entonces yo era un joven en
las mieles del amor, no me importaba lo misterioso y mucho menos creía en esas
cosas, ahora fui testigo de la inmunda y repugnante energía del mal y la
iniquidad. Estaba en una fiesta de Halloween, el mejor disfraz era de un sujeto
que daba miedo con su expresión demoniaca, la más hermosa era una vampira que
sólo vestía una capa sobre su traje de playa, y yo desencajaba con mi alquilado
traje de pirata de cine. La chica con quien iba se encontró con una vieja amiga
y se pusieron a hablar, yo fui en busca de algo para fumar y terminé metido en
una bodega junto a los desadaptados, jugando video juegos y compartiendo las
conspiraciones secretas. Oí sobre los súcubos que drenan la energía de aquel
que violan en la trampa del amor, demonios que chupan las emociones humanas
cual ambrosía, brujas y hechiceros que conocen lo oculto y lo usan a su antojo
y beneficio. Mi pareja se fue con su amiga y yo quedé deambulando, caminaba por
la ribera de un caño y vi a un hombre de chaqueta de cuero caminar paso a paso
recitando algo, un grupo de jóvenes intentó detenerlo sin éxito, la energía a
su alrededor daba miedo que el chico de pañal desistió molestarlo. Los que lo
esperaban le increparon la actitud y lo emprendieron a golpes, le decían
cobarde a cada coñazo, su fracaso le impediría entrar en la logia por lo que la
paliza era lo de menos, tenía que retar al líder y vencerlo si quería rebatir
su prueba. Pactaron un duelo a puño limpio, la sangre no sería límite hasta que
uno de los dos renunciara o quedara fuera de combate. Los pugilistas tiraban y
esquivaban puños mientras los gritos de excitación los alentaban, todo pasó tan
rápido en la trifulca que el retador fue cogido a montonera, cuando todos se
levantaron el chico estaba muerto, así que lo lanzaron al caño debajo de un
puente y salieron como si nada. Yo vi todo, pero no voy a testificar contra los
poderosos que desaparecieron las evidencias, y menos por alguien del común,
cuando yo mismo soy una mezcla de miserable y abolengo.