Para ser apolítico, me afecta mucho ese pensamiento absurdo y
corrupto de los partidos políticos y sus socios banqueros. Izquierda, derecha,
centro, arriba, abajo, adelante o atrás, no importa a dónde se mire, siempre
hay rasgo de esa inquisición social a la que se sometió la humanidad, por lo
que cualquier representación de la misma es la cultura que se reduce a consumir
y desechar. El centralismo contra el federalismo de esta nación, no difieren
del conflicto mundial entre las tantas asociaciones fundamentadas en ese
sistema, un artificio de los socios para mantener a los demás esclavos.
Acostumbrados a un gobierno no va a haber un cambio en la sociedad, ser radical
es ver al problema en toda su extensión, y eso es ese sistema creado por
personas interesadas en todo el negocio en que se ha convertido el mundo y sus
habitantes, por lo que cambiar es aceptar que esa manera de vivir es el
problema del mundo actual. Las instituciones inútiles como la reserva federal y
el fondo monetario internacional o la organización de las naciones unidas, si
no desaparecen es menester desterrarlos y destronarlos de su influencia
mundial, así cada país ha de recuperar su soberanía y sobre todo su propia
visión del mundo, cosa que la globalización insiste como algo justo cuando sólo
beneficia al uno por ciento de la civilización, así ha sido desde los orígenes
de nuestra historia como borregos. Antes de todo sistema, el ser humano tenía
la capacidad que se perdió en el porcentaje que no usa el cerebro, todo porque
el poder de la humanidad era toda la percepción universal de la energía, pero
ahora degradado a la materia debe seguir el patrón de los arquitectos del universo
y los del mundo, cuando nosotros somos herencia divina. Pocos políticos hablan
con verdad, son los utópicos, mártires, soñadores y víctimas de esa red
monárquica que es la sociedad, una mentira bien organizada y sobre todo
justificada en una maquiavélica manera de controlar y ordenar a una gente que
no puede ser consciente. Sería fácil arreglar ese error de los mortales si los
servidores públicos no tuvieran derechos privados, así es como pueden mentir
indiscriminadamente y en la total impunidad, de vez en cuando crucifican a uno
para contentar al público consumidor y adoctrinado. Es increíble cómo se
mantiene en el gobierno semejante cosa tan podrida, personas que dejaron de ser
humanos cuando vendieron su alma al mundo y sus dueños, y la gente convencida
de semejante iniquidad, votan y diezman ignorando que adentro vive el padre sin
necesidad de nada, nada más que su portador recuerde que viene de la luz y el
amor. Si fuera presidente cambiaría ese orden piramidal y comercial en el que
está atrapado todo ser humano, y no es menester asesinar a nadie, cada karma
cae sobre su propio peso, los que no caen se elevan en la verdad, por eso deben
ser controlados antes que descubran la conspiración, pues no hay otra manera de
referirse al sistema, el complot de unos pocos para someter al resto. La humanidad
es libre en cuanto a sí misma, sus leyes a pesar de parecer justas, benefician
al que tiene dinero o puede hacerlo, mientras el que sabe no es respaldado por
la universidad o ese otro negocio del sistema que entrena antes que educar. El
arte es parte de esa maquinaria, la razón de hacerlo ya no es por convicción
propia sino por conveniencia, nadie piensa por sí mismo por lo que deben
obedecer los dogmas y las leyes, cuando hay que reducirlas a la ley básica del
amor, no esa falacia democrática, pues la burocracia es todo lo contrario al
arte, pues esos autómatas pueden cambiar al mundo si recuerdan cómo eran antes
del lavado mental social. En este punto de esa guerra puedo levantar mi puño de
victoria, sólo quienes han caído lo comprenden y acompañan al desahuciado en su
lento marchar al patíbulo, al que consciente de su poder propio puede invocar
el poder oculto de los demás y derrocar esa bestia que nos tortura. Antes de
las torres gemelas teníamos muchas oportunidades, ahora sólo hay una: ¡Sobrevivir!
cosa que no pudieron los líderes asesinados, nosotros en el ostracismo y los
desaparecidos.