Si no me dio la cara para una foto mucho menos me va a dar
su nombre, mejor así, lo tomo personal no sólo contra el policía y su
compañero, sino con toda una institución a la que por fortuna o desgracia
pertenecí. Exceptuando la humanidad de los honestos y buenos policías que
conozco y he encontrado, me referiré a este agente como un patán y abusador,
alguien sin escrúpulos ni ética. Lección aprendida, si vas de afán y la policía
te retiene de seguro el diablo te está poniendo a prueba. Hecho: en una requisa
el policía en cuestión me retuvo un momento y más que requisarme me borró las
fotos y los videos de mi celular, y quién sabe qué más le hizo al teléfono si a
mí me trató de criminal y delincuente cuando el que actúo como tal fue él.
Menos mal no es personal porque pobre humanidad de ese sujeto, tengo su imagen
de robot uniformado al que me tropecé en un mal día, mejor dicho, en un día
medio soleado y medio lluvioso (Literal-mente). Me enferma la gente así, odio a
todos: unos por malos y otros por no sentir hacía ellos el odio que provoca a
las almas virtuosas. Sé que hay buenos policías, pero éste no es uno de ellos,
es de los miserables que hacen quedar mal a los demás “Lo voy a mandar a la UPJ”,
me amenaza como si eso funcionara, tiemblo es de la ira y la impotencia de
decirle en la cara la clase de persona que es, pero aquí le digo que es un
desalmado al que no le basta su autoridad para arruinar el día de los demás en
lugar de estar haciendo algo productivo. El mediocre intendente piensa que
porque se pone su chaqueta no lo voy a reconocer, no importa su nombre cuando
es parte de una institución a la que le pondré mi queja, a la que iré a donde
mis amigos ejecutivos a preguntar ¿Cómo asciende alguien así cuando los buenos
policías esperan un ascenso por muchos años? El daño no es físico, es
existencial, al esquirol ese en este momento le ha de importar un soberano
rábano las repercusiones de su proceder, y que tuve la desgracia de encontrarme
para que cual pirata o villano me perjudicara. Lo peor es que si pueden golpear
a mujeres y niños por cumplir su labor ¿Qué voy a esperar yo de quejarme de ese
gendarme que se cree general? Es en mi terreno que su espíritu entiende el
oprobio de sus actos ya que con él pago el oprobio de los míos, no quiero
deudas y mucho menos cuando el comercio es el trato de los mortales, y creo que
el cretino esperaba que le diera un motivo para enviarme a la UPJ, y como no se
lo di prefirió joderme como lo hace un ñero o un delincuente imponiendo su “astucia”.
No es una excusa, pero he allí un motivo más para despreciar el sistema, para
lucharlo con esos lacayos que no hacen más que gestar éste odio, esclavos que
lamen la mano de quien les patea el culo. Pobre espíritu de ese mortal (si es
que le queda algo de luz en su corazón, creyendo que lo tiene porque no parece),
va por las sombras de un déspota que no escatima en arruinar la vida que dice
proteger, se sirve a sí mismo de un uniforme al que respeto cuando lo porta
alguien consciente. El intendente ese me tiene ofendido por su mal actuar, y
eso refuerza mi mal carácter contra los viles borregos del sistema que me
asolan, que me provocan náuseas y sobre todo unas infinitas ganas de hacerles
sentir el sufrimiento que causan. Verá lo chichipato que soy, y no es menester
que me lea, ni siquiera merecía conocerme en persona, pero ya entrado en
situaciones como la que intento descargarme en esta publicación, no escatimo en
denunciar su iniquidad que refleja ignorancia e impotencia, por eso tenía que
sentirse mejor haciéndome el daño. De las dos caras de la policía hoy me tocó
el careculiambro, el indigno que mancha la placa no con sangre, con el puro
odio de un servidor público que se sirve a sí mismo, a uno corrupto en su alma
y sabrá Dios dónde más, que me libre de estos tiranos, aprendí mi lección: por
más afanado que esté, toca perder el tiempo con el protocolo y que no les
pueden pedir el teléfono sin una orden. Definitivamente: luchar contra el
sistema acarrea sufrir su diabólico poder.