domingo, 10 de diciembre de 2023

LA RUMBA NAVIDEÑA TAMBIÉN ES UNA TRAGEDIA


Las luces seguían titilando y la musiquilla sonando. La escalofriante escena recodaba a todos lo frágil que es la vida, la mente y el corazón del ser humano, una fuerza dual desintegrada en los opuestos complementarios, el complejo conflicto de la existencia. Conocí a José desde la infancia, lo vi crecer y convertirse en un hombre, uno lleno de incertidumbre y dolor, donde la muerte es más real que el amor, donde la soledad es tu única amiga y compañera. Nunca fui interesante, no me crecieron las tetas ni el culo, tampoco fui mona ni me dieron un rostro lindo, rechazada por los demás encontré en el enjuto chico a un amigo, alguien con una vida tan miserable como la mía, sin dinero ni familia o amigos, en esta sociedad todo tiene un precio que muchos no podemos pagar, como los niños asesinados por el estado sin importar el nombre del país, todos son cómplices de un negocio donde nacer es estar condenado a morir para alimentar a alguien más. Mientras otros estaban haciendo carrera de pandilleros, nosotros nos alejamos del degenerado fútbol y la música popular, una que torturaba a José en las fiestas decembrinas, su peor época del año que coincidía con el ciclo de cierre individual ¿No has notado que muchos mueren antes de cumplir años? Dijo con la nostalgia de un suicida en potencia, dijo que algún día lo haría, sólo esperaba el día que el mundo se le viniera encima de nuevo, a la próxima iba a ser el victimario y no la víctima. Creo que fue en ese instante donde el niño soñador se convirtió en el hombre de las pesadillas, su alegría se esfumó en una oscura paranoia que lo perseguía hasta en sus mejores días, todo por culpa de un maldito y desgraciado que se aprovechó de su inocencia. Nunca fue violento, a excepción de las veces que se permitió desahogarse consigo mismo, prefería desquitarse con él mismo por lo que huía en lugar de buscar ayuda, y lo encontré un par de veces destruido conjurando las blasfemias que solía proferir en su estado de enajenación. ¡Un día de estos te va a violar y matar! Me decían constantemente, pero él dejaba de comer esperando que la vida lo abandonara de la misma forma que lo trajo, un engendro condenado a trabajar como esclavo para alimentar a su familia, por eso abortó a varios de sus hijos, no sería responsable por una vida que no fuera la suya, tenía muchos problemas con su padre que pensar en un hijo era recordarse lo maldito e infeliz que era. Decía que yo era su ángel ¡Perdóname Cris por estar muerto en vida! Pero, aunque desesperanza fuera su bandera, tenía fe de que no volvería a nacer en una sociedad enfocada en la banal ambición del orgullo, por eso nunca se tomó un veneno o se disparó una bala en su cabeza, prefería cortar su cabello y dejar sus venas intactas. Luchaba consigo mismo más que contra el mundo, amaba al planeta que comparaba con un hábitat dentro de una botella, fundado en la armonía de la luz y la oscuridad, profanada por seres ulteriores venidos del infierno que usurparon el paraíso. Cuando él estaba de buen ánimo se podía sentir ese párvulo espíritu en su interior, tan poderoso que un día me obligó a ver el cielo nocturno atestiguando el paso de una extraña luz ¡Ojalá pudiéramos irnos del sistema solar en uno de esos! Bromeó con una sonrisa que ocultaba su tristeza. Claro está que todos tenemos parte de ángel y demonio, y a José le avergonzaba mostrarme su lado oscuro, odió sobrevivir a los accidentes y delincuentes, incluso se sentía victorioso de haberse hecho amigo de su lucifer personal quien a su vez era amiguísimo del cristo. Hablaba de sí mismo como nosotros, quizás porque en él sobrevivían los recuerdos de sus amigos, el suicidio y el homicidio de amigos lo enloquecieron, una demencia evidenciada en la tragedia que le sucedió. Unos defienden la teoría de que él mismo se mató, otros alegan que estaba metido en cosas raras, que era un drogadicto y un satánico, un hipócrita que en público era deprimente y paupérrimo, pero en privado recitaba los más hermosos poemas o hablaba de fantástica magia en el espíritu, uno que quedó esparcido por la sala del hotel donde se había encontrado con su papá para pasar navidad.


 

EL CASTILLO DE LOS PIRINEOS

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