jueves, 31 de marzo de 2022

DECÍAN QUE EL INDIO BUENO ES EL MUERTO PUES AHORA ES LO MISMO CON LOS POLÍTICOS


 Cada cuatro años es lo mismo, un circo mediático. Mientras la gente o el pueblo era parte del gran espectáculo, sometidos al imperio capitalista y su statu quo, los que podían se escondían o huían de la supremacía y tiranía del estado. José María se rehusaba a respetar la autoridad y soberanía, un privilegio de su buena posición social, pues desde niño mostró una rebeldía radical que lo llevó a ser un poco aislado. Refugiado en los libros o las películas, nunca tuvo amigos, ni siquiera primos o su hermana. Ya en su adolescencia desplegaba una oratoria muy agitante, con un discurso lleno de ira y crítica, apenas para enardecer los ánimos de una sometida masa amorfa; por lo que tuvo que irse del país, buscar una nación que se aguantara sus agudas observaciones, llegando tan lejos como se lo permitieran. Terminó recluido en un monasterio en lo profundo del Himalaya, aprendió los ancestrales estilos de vida de la región y siguió buscando y encontrando esos paraísos, también los infiernos como en Palestina, Sierra Leona, Yemen y otros pueblos dominados en el viejo orden mundial disfrazado de nuevo. Luego de tres décadas regresó, a pesar de que el mundo había sido transformado, en esencia era lo mismo, los ricos seguían lucrándose con los pobres mientras los de la mitad intentaban subir o evitaban quebrar. Niños seguían muriendo de hambre mientras el presupuesto se gasta en milicia y política, los narcos y criminales tenían más derechos que todos los masacrados, quienes dieron su vida para mantener la economía, el gran negocio que son todas las naciones de la unión comercial, dueños de la salud, la educación, la justicia, los bancos y demás instituciones al servicio de la corporación demoniaca. José María sólo pudo sentir vergüenza, ni su poderoso padre tuvo en cuenta sus palabras “Los actos nos definen y las palabras nos condenan” que dijo luego de castigarlo por no aceptar sus deberes, por querer ser un filósofo o un artista, no el abogado o banquero que él quería. El anciano veía a su hijo y no lo creía, se preguntaba qué mal había hecho para obtener semejante castigo, ni los animales salvajes o los desalmados acabaron con su vida en esos infiernos donde estuvo, maldito con la vida que sólo aprecia la iniquidad social que se alimenta con el gran espíritu de la humanidad. José María volvió para mostrar que estaba imbuido con algo especial, que no era sólo su hijo sino también hijo de la luz y el amor, lo cual lo llevó por todo el mundo probando que más allá de comer o cagar, la vida se trata de algo más allá de lo que se percibe. Una luz no se pone dentro de un cajón o debajo de una mesa, quienes sabían de su regreso estaban pregonando de un verdadero cambio, sólo una persona que había visto el mundo desde la más simple perspectiva, podría ser un verdadero líder. Había sido responsable con él mismo, tenía una salud física y mental envidiable, y ser maestro en filosofía le atribuía un poder no prestado como el de sus compatriotas, esos que siempre pensaron en sus ideas como la utopía fantasiosa de un soñador. El perfecto candidato de las minorías, el representante de los profesores y los honorables servidores, quienes trabajaron por convicción aceptando la miserable nómina de los socios esclavistas y estafadores. El opositor se dio a conocer en su discurso de la indignación, la denuncia de una clase social que estalló en disturbios por infiltrados del estado, pero que la gente aceptó como un verdadero cambio, un dolor de cabeza y peligro mortal para los defensores de la pirámide social, los dueños de la sociedad. Un hombre no puede hacer la diferencia, pero su idea ha encontrado eco en los demás, los creyentes en leyes y dogmas quienes pensaron que podían elegir, pero se dieron cuenta de la ilusión que el mismo José María había revelado, nunca iban a permitir que alguien les saboteara el negocio, y menos cuando un mártir los lucra mucho más.

EL CASTILLO DE LOS PIRINEOS

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donde habito (salido de mis sueños)

MAIAA

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