viernes, 28 de agosto de 2020

MANXANDRA

 


Un planeta lejano y desconocido, al que sus habitantes denominan Xand-3R no es muy diferente a la Tierra físicamente, pero su humanidad sí es muy distinta, no fueron intervenidos por una clase de dioses ni una élite que los adora como si fuera la antigua babilonia. Allí los sueños y la vida son iguales, no hay jerarquías, mucho menos dinero porque todo vale por mérito propio y nadie se atribuye la verdad, mucho menos el poder ni la riqueza o la sabiduría, en ese lugar, el propósito de la existencia es la experiencia, por lo que es un mundo de artistas, y no porque todos sepan de la música o la pintura y la escultura, es porque todos son verdaderos seres humanos. Incomprensible para los terrícolas es que allí el más necesitado es el enfermo, el poseído por la oscuridad, el que ha caído en la mentira y el orgullo de la vanidad, el codicioso y lujurioso que rompe la armonía que es la realidad, la tranquilidad. Claro que como todo el universo, la dualidad se manifiesta, y no es la policía quien viene ni un juez el que condena, la consciencia es la justicia, el sistema es la propia naturaleza, sin idealismos ni filosofías sesgadas, de ese modo todo aquel que se quiera matar, lo hace lejos de la gente, como aquellos suicidas que se van al desierto o al monte a hacer deportes que son lo extremo. En uno de esos: “El combate” donde muchos mueren y quienes sobreviven no viven bien, están contaminados con la lucha que en sociedad no existe, no hay competencia, ni necesidad, sólo la paz que existe sin riquezas que son justificantes de pobrezas, y no es una utopía, ni un sueño porque como ya se dijo, aquí los sueños y la vigilia no difieren en esa locura que es la experiencia. Un día un ángel se le apareció a Manxandra, le contó de un mundo muy distante, allá la dualidad está en su punto supremo, se han permitido que el libre albedrío no sea la privacidad del corazón, sino la pedantería de sus ideas ególatras, y eso tiene más público que la sensibilidad, por eso el amor se hace en secreto mientras todos parecen disfrutar del conflicto. No podrás ir en cuerpo físico, allá importa demasiado el color de la piel y el género, no decir que adoran algo que llaman dinero, allá la muerte aunque sea lo más seguro y natural, le temen, no como aquí, donde es el final de un ciclo que se celebra tanto como el inicio del mismo, pues el dolor es una pena superada, otro de tantas sensaciones pasajeras. También debo advertirte que es un mundo caído en la desgracia, se pelean por religiones y políticas, todo en pos de algo que llaman economía, el arte supremo del engaño, nada se escapa a su influjo, lo que ha hecho del padre universal un robo y en ocasiones la pederastia. ¿Entonces, cómo hago para ir? Debes morir, te llevaré en espíritu y te encarnas en uno de esos vehículos que llaman cuerpo, pero no recordarás ni de dónde vienes o lo que vas a hacer ¿Y qué voy a hacer? Vas a experimentar la guerra, y no la pelea de aquí, allá están mis hermanos oscuros, ellos manejan los hilos de la realidad ¿Demonios? Los mismos de aquí, sólo que allá abundan en las tinieblas manejando casi a todo el mundo. ¡Mátame! Eso no puedo hacer, dijo el ser celestial. Entonces Manxandra se arrojó al vacío de la cima donde estaba, fue a dormir en la eternidad, pero despertó en una criatura más parecida a una larva, frágil e indefensa, no como ellos que nacían con plena consciencia de sus vidas anteriores y del mundo que los rodea, con telepatía  y visión astral, lo que les permite ver áureas o viajar fuera del cuerpo. Pasaron los años y creció, casi como todos los demás, con una extraña sensación incómoda por la dificultad e ignorancia, le era muy fácil aprender, además, no entendía por qué los demás no perciben el otro lado de la existencia, hasta que un día despertó, recordó su nombre cósmico y su misión, así nació la esencia que conocemos como Manxandra, un ser venido de las estrellas.

EL CASTILLO DE LOS PIRINEOS

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donde habito (salido de mis sueños)

MAIAA

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