viernes, 11 de junio de 2021

CONTRARIEDAD IRÓNICA EN UNA SOCIEDAD CÍNICA

 



Una cosa es querer morir y otra muy diferente querer matarse, en la primera es hallar el destino mientras en la otra es la voluntad. Marion no sólo estaba cansada de la rutina, estaba deprimida. Su cabeza le dolía y se reclinó hacia atrás en su silla para tomar aire. Mirando al techo imaginó un infarto y el consecuente film tras ello, la atención de sus enajenados compañeros y el miedo de una que otra persona sensible. La habían montado en una ambulancia y la llevaban de urgencia a un hospital mientras la reanimaban, no era como en otros países donde vehículos de emergencia tienen su carril, la prioridad debe abrirse paso entre autos estancados en trancones. Su corazón fallaba pareciéndole poco dolor frente a las decepciones de la vida, fracaso tras fracaso tenía una gran cosecha de dramas y tragedias, no sólo por la natural muerte, también la traición y el mal en su máxima expresión. A pesar de todo eso, conservó su párvula imaginación, la misma que ahora la tenía en una ambulancia rumbo a una sala de emergencias, definitivamente no estaba sentada en una silla giratoria ni mucho menos haciendo cuentas para el dueño de la empresa. El teléfono sonó. De nuevo a la realidad, de la alarma de las sirenas al fastidio del cliente, ellos siempre son una molestia, nunca conformes, todo el tiempo queriendo algo mejor. Escuchaba un consumidor pensando en tener un arma y dispararse, dejar el drama para las novelas y pasar de lleno a una película de horror como lo era su vida. Su experiencia en un call center le ayudó a tener calma, la compostura era esencial, y con toda la decencia del caso, mandó a ese sujeto a la mierda. Volvió a su hoja de trabajo, extraía datos de una base donde se almacenan y llenaba los espacios en blanco como le habían requerido, estudiar análisis de sistemas para terminar esclavizada en la nómina de un banco que no hace nada más que estafar. Para rematar, sobre más trabajo venía un chocolate y una rosa con una nota: Para la más encantadora compañera de trabajo. Firmada con un garabato, si era una firma seguramente debería ser un esquizofrénico. Miró por encima del módulo e intentó adivinar quién de ellos la estaba acosando desde hace más de dos semanas, quizás era alguna de las pervertidas detrás de la elegancia. Tiró la nota al cesto y se guardó el chocolate, la rosa la llevó al baño y la puso en un vaso desechable, y éste lo puso sobre un borde donde nadie la voltearía. Regresó a su cubículo y continuó su jornada, hasta la hora de salida, un alivio para su alma, ese pedazo de magia en su ser. La soledad le enseñó lo valiosa que ella es, por eso no sucumbía a los sentimientos oscuros, más bien, descubría allí una luz que relucía en el infinito, el secreto que se les escapa a los demás, el mismo que usan aquellos exitosos o famosos, sólo que por esfuerzo más que por merecerlo. La incertidumbre va de la mano con la fe, la duda no debe resolverse sino que tiene que expandirse en direcciones nunca concebidas, por eso Marion cuando hacía planes nada le salía como lo había pensado, mientras que cuando seguía sus instintos obtenía más de lo que se había imaginado. Como esa noche, que caminado sus ideas entre acciones y expresiones de las personas que observa, literalmente se estrelló con un exnovio, más que efecto del azar quería saber de él, lo había soñado semanas antes, lo vio cruzar por un malecón, pero antes de poder decirle algo se despertó. Ahora lo tenía allí, necesitaba un beso más que un abrazo, lo recordaba desnudo. Él también estaba sorprendido con esa mujer sensual, ya no era una chica, ahora lucía espectacular, y eso que sólo vestía para la oficina, pero no podría verla de gala, estaba casado, y le mostró el anillo. Se sintió bien por él, ella no presentía que estaría mejor tan pronto el hombre se perdiera entre el gentío, no vería cómo un ladrón la asesinaba por no dejarse robar.

EL CASTILLO DE LOS PIRINEOS

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donde habito (salido de mis sueños)

MAIAA

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