Si tuviéramos idea de lo que se hay al otro lado o lo que
traemos de allí, no tendríamos miedo a morir ni mucho menos seríamos esclavos
de la necesidad y el obsesivo o vano consumo, serían los dioses que era cuando
custodiaban el planeta en lugar de sobrexplotarlo, ni ejércitos de hormigas
acabarían con la selva y sus habitantes. Los corrompidos crearon la sociedad
creyendo a sus dioses a quienes les ofrecen sacrificios, ancestrales ritos traídos
por los dioses exteriores y mantenidos en las religiones del mundo, un sistema
perfecto para dar la impresión de ser justo y verdadero ya que es en esencia una
diabólica estafa. Basta con observar los rostros de borregos engreídos, sus vacías
miradas delatan lo enajenados que van en sus preocupaciones y prejuicios,
juzgando al que se atreve a cuestionar los hábitos y costumbres del nuevo orden
mundial ¡Más de lo mismo! Pensó Mark ¿Acaso no pueden ver más allá del velo de
la realidad impuesta? Sus reflexiones delataban su estado de ánimo, uno cruel y
despiadado que competía contra el ego de cualquiera que tuviera la mala fortuna
de estrellarse con él en la encrucijada. Cual espejo, también podía ser
generoso y sobre todo bondadoso, una contradicción que le traía muchos enemigos
como amigos, problemas para solucionar probando que su espíritu era luminoso a
pesar de andar en la oscuridad, de oír la música pesada qué dependiendo del
género o la banda, se animaba, desahogaba o calmaba. Era un tipo noble y amable
a pesar de su actitud y aspecto lúgubre y lacónico, y por como se refería a la
muerte, un suicida en potencia. Para decepción de sus más odiosos contradictores,
Mark solía hallar en sus dolores y tristezas la más profunda luz en su
interior, una que comparaba con Lucifer o estrella de la mañana, el primer y
eterno rebelde, descubriendo en realidad al ángel que era en un principio, por
lo que se le atribuye ser el portador de la luz. No obstante, fue la muerte
quien le enseñó aquello que la historia oficial ocultó, la misma que de niño lo
subestimó y trató como a los demás, como un idiota y un mediocre oportunista, teniendo
en realidad un espíritu cósmico traído de los confines de la eternidad. Luchar
contra demonios requiere que uno mismo conquiste el que existe en la mente y el
corazón, hacerlo amigo y aprender a dominar los instintos y miedos ajenos, es
el amor la más antigua magia que aún sobrevive. La mirada de Mark solía ser
penetrante antes que maliciosa, pero lo confundían con el mal genio cuando sólo
intentaba enfocar por su miopía, a pesar de ser visto con gafas no se
cuestionaban porqué andaba sin ellas, además, no ayudaba que un día destruyó un
lugar cuando descubrió que allí vivía y trabajaba el asesino de su gato, pagó
por los daños de la misma forma que el tipo fue a prisión por matar al felino,
simplemente porque en las noches correteaba por las tejas de zinc. Un día un
pájaro se estrelló contra una ventana y se mató, lo marcó tanto que desde entonces
parecía más cristiano que su mamá, prefería ser él quien fuera el objetivo de
cualquier mal que sucediera a su familia, no soportaría llevar una pena tan
grande cuando su propia vida era insignificante ante los demás. A pesar de su
desdén por el servicio de transporte público integrado, se ofreció a llevar a
su sobrina pequeña al colegio y a traerla desde el otro lado de la ciudad donde
quedaba, y en tres meses no presenció nada fuera de lo común como el ladronzuelo
o la accidentada. Ese último día escolar fue peor que haberse quedado atascado a causa de una
protesta, llegando a su destino inicial pasó por el lado de una ciclista que
perdió la vida en la mitad de la vía pública que quedó cerrada, y para colmo,
al llegar a su destino final observó a otro occiso ya cubierto. Pasó por su
lado a pie, casi la mitad de joven que Mark, pensó que venía solo pero más adelante
le informaron que a su compañera se la habían llevado a un hospital donde no
logró sobrevivir. Tomó una foto del lugar y continuó su debate consigo mismo,
atribulado como lo de su gato y sus amigos, esos que creía lo observaban desde
el otro lado, uno al que posiblemente debió haber ido, dejó los datos del
evento y finalmente no se supo nada más del testigo.