Se usa para formar sustantivos que designan doctrinas,
actitudes, escuelas, actividades e incluso términos científicos. (Derivación
nominal) Ya para formar sustantivos abstractos se usa DAD o TAD como en
libertad o humanidad. Lo anterior con el fin de ilustrar al lenguaje como constructor
de la realidad, el que antes de ser palabra escrita era la oral quien levantó a
hombres y mujeres sobre el mundo, consciencia pura que descubrió la magia de un
mundo mitológico y consecuentemente la civilización a la que fue reducida. Fuera
de lo académico del lenguaje o la ciencia neurolingüística, todos los seres vivos
tienen una manera de relacionarse con su medio ambiente y los demás, para lo
que las sensaciones como el miedo o la atracción se manifiestan abiertamente,
no sólo es matar o morir sino también trascender y dejar huella, cosa en lo que
es experta la naturaleza que pasa de extinciones masivas a mundos increíbles y
de nuevo a los ciclos infinitos de la existencia en todas sus variedades de
formas y energías. Es aquí donde los prefijos y sufijos, toman una raíz y le
dan la impresión acorde al subtexto que se maneje, lo que en esencia ya se
presta para la corrupta y muy hipócrita manera de tratar al prójimo, y sin
importar lo que digan los expertos, puede uno percibir al otro por como habla,
viste, se mueve o simplemente existe. Entre los primeros y los segundos, las
sílabas previas a la raíz se reducen a negar, localizar, temporizar, intensificar
y contar o medir; ya los agregados luego de la raíz o lexema, derivan en una
larga lista donde ismo y dad son sólo una parte de la gramática, que a nivel mundial
casi el 70% de idiomas incorporan morfemas con mucha generalización, llegando
casi al 80% del uso de sufijos. Es fácil comprender que pasemos de un
feudalismo a un capitalismo sin importar que en esencia es la misma cosa
disfrazada, ahora si hablamos de humanidad o libertad, regresaremos a esos
ismos que se sustentan y fundamentan en las academias y prácticas comerciales,
como el comunismo, socialismo, ateísmo, veganismo, nacionalismo, fascismo,
cristianismo, catolicismo… Ahora, regresando a la genética y base material de aquel
universo mental de ideas, emociones y sensaciones que nos impulsa a actuar,
tenemos los desórdenes como las afasias, disfonías, dislexias y demás
trastornos orales, ya los escritos son como los sicológicos, se observan con
frecuencia en la cotidianidad, patologías propias de la doble articulación del
lenguaje o su doble moral, lo que permite la encriptación o esteganografía,
ciencia del vulgar mensaje subliminal (Cosa que ya no le importa a los
degenerados del regetón). Hay que aprender otro idioma o reflexionar en los
símbolos ancestrales, para ser testigo de lo que la comunicación es, y no hay
que saber que las hormigas se comunican por feromonas, o que las plantas
irradian un espectro de colores para atraer a ciertos insectos que los perciben,
ni imaginar lo que huelen los perros con sus narices, para comprender o darse a
entender. El pesimismo y optimismo son opuestos de lo mismo: ánimo. El
espiritismo da miedo, lo atractivo es el espíritu que libre y autónomo, sabe
sacar del corazón la fuerza o el interés de cada acto o deseo, y he allí el
gobierno de cada quién en la autoridad propia de los responsables, y así puedo
afirmar que el mundo es un satanismo en su práctica, ególatra, material,
lujuriosa, ilusa, corrupta… si con sólo modificar la palabra se puede orientar
el significado, no esperen que le crea a un mitómano que espera mi voto o mi
diezmo, o que le otorgue respeto a quien se expresa como un ñero o se oculta
tras la demagogia. La semiótica parece un privilegio de pocos, lo mismo
analogías y silogismos en que nos vemos inmersos diariamente, el karma de una
rutina y la subsecuente grosería de la queja o la protesta. Bien lo expresó un
plutócrata cuando dijo, dame el control de la moneda de un país y no me
importará quién haga las leyes. El dominio es privado, la res pública sólo es
una excusa o medio de control, lo único propio es el pensamiento, el alma,
aquello que nos trajo y llevará, pues el tiempo y el espacio son poco para lo
grande que es nuestra esencia o espíritu.