viernes, 17 de agosto de 2018

MASA AMORFA


La corrupción y la perversión estaban contenidas en un plano tan oculto que sólo los sacerdotes y brujas más idóneas podían conocer, sólo se escava a través de algún oscuro corazón podrido o nacido para ello. En esos tiempos el mal era contraparte fundamental para equilibrio del bien y la bondad, el corazón de la humanidad había evolucionado mucho más que su mente y cuerpo, por eso se les trató de dioses que descubrieron poderosos arcanos y edificaron increíbles maravillas. Las aberraciones de tan mitológico tiempo prueban que su esplendor iluminaba a la vida misma, y no sería raro que esos monstruos terminaran por seducir y encantar a los corazones bondadosos que sucumbieron ante la iniquidad, las almas que cayeron y se perdieron en el pozo de la ilusión y la desesperación. Todos llevan recuerdos de eso en sus eternos espíritus o inconsciencia (como diría mi terapeuta), recordarlo es un trauma que nadie quiere, además, el plan en este tiempo y lugar es el que vivimos a manos de esos gobernantes poseídos por el mal, y nadie puede hacer nada ante la codicia y ambición o el menester y la necesidad. No hay una verdad absoluta ni mentira que no contenga algo de verdad, esa paradoja resuelta en la armonía de la dualidad, es una de tantos misterios que ya revelados, como llaves abren puertas selladas a mentes que se cerraron en la abrupta realidad. Puede que el mundo sea un gran centro comercial, que todo su propósito sea comprar y consumir, el perfecto control de un estilo de vida nocivo y tóxico, por no decir que su política y religión son las bases de tan siniestro plan de intervención y vigilancia, pero las almas como yo no se comen el cuento de la brutal realidad, viajamos en una existencia física y de paso experimentamos la tridimensionalidad siendo en esencia mucho más que luz y amor. Los maestros fueron usurpados por instituciones mientras el pueblo se hunde en la miseria, todo por el beneficio de la estéril élite que se traga al mundo sin importar nada más que acaparar todo en sus arcas. Sólo cuando la noche es más oscura es cuando se reconoce el débil fulgor de las almas atrapadas en la rutina y la impotencia, pues nada pueden más que obedecer lo impuesto por ese macabro sistema que convirtió la humanidad en simple combustible. No estoy aquí para ser la mansa paloma sin ser también una astuta serpiente, no en vano la parte más primitiva cerebral heredada de los reptiles son el instinto de la supervivencia, no obstante, soy de los que se les puede venir el mundo encima y no moveremos ni una pestaña. Son tiempos oscuros en que las mentiras son preferibles a lo desconocido, tan complacidos en su miedo a la muerte que viven como esclavos por su cómoda mediocridad tan popular, vulgares ladrones al fin de cuentas sin escrúpulos más que las constituciones y leyes mortales. En las más profundas tinieblas se ven las luces de insectos que cual luciérnagas buscan aparearse, pocos conocen el código oculto de una sabiduría heredada en lo inherente de ser, esa magia exclusiva de socios y distinguidos sin el más mínimo honor, brujo y demonios al servicio del sistema que divide y conquista. Violentos y tontos defienden los mismos preceptos que los oprimen, nada como un buen distractor o soborno para hacer la vista gorda a tan pútrido negocio que hicieron de la humanidad y el planeta, sólo viven por el dinero con el que cubren el miasma de su hedor. La austeridad es un mal cuando en esencia la humildad no es ser pobre sino necesitar muy poco, como el yogui que se dedica al simple arte de respirar llegando a prescindir del alimento mismo, y esa debe ser la meta de la humanidad y no esa industria que envenena y de paso lucra. En la antigüedad los primigenios sucumbieron ante el ascenso de sus existencias, trascendieron los planos o descendieron a los desalmados rencores que impulsa sus exitosas carreras, asesinos que no son capaces de halar el gatillo para salirse con la suya, como los criminales gobernantes que tenemos y tendremos mientras no estemos dispuestos a ser responsables por nosotros mismos, no necesitamos líderes ni control.

EL CASTILLO DE LOS PIRINEOS

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donde habito (salido de mis sueños)

MAIAA

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