domingo, 14 de abril de 2019

NUNCA ENTENDERÉ LA CODICIA NI LA HIPOCRESÍA


Tener consciencia es fácil si el mundo no estuviera bajo el control de los monarcas y sus socios, lo que me parecería normal si no fueran hipócritas tras ideologías compradas y corrompidas, por lo que ser honesto ya de por sí es un riesgo y sino una estupidez. Los intereses están en aquellos que presumen el poder económico, cultural, religioso o político; sólo les importa su negocio mientras nuestros ideales son una utopía y una locura, y no creo que lo sea querer acabar los ricos y pobres en pos de una humanidad íntegra y artística. Ha sido una guerra al punto de que mi existencia en la demencia ha sido proscrita al ostracismo, al error de mi pensamiento autónomo y crítico sobre lo que me rodea, pues soy un rebelde del sistema y un revolucionario del corazón, no todos los hombres somos lobos del hombre, muchos son pastores, otros el rebaño, otras las ovejas perdidas y muchos de nosotros simplemente existimos. Nunca he necesitado mucho, me basta con pensar y sentir, sobre todo imaginar, no hay menester más urgente que vivir el tiempo y el espacio al que fuere confinado, vivir ese presente que le tortura a los que prefieren la melancolía de recuerdos o los planes del futuro. No soy un hombre sabio, mucho menos inteligente, sólo existo y pienso lo que aquí manifiesto, nada como la soledad para una introspección y descubrimiento individual, y si me quieren definir háganlo en mis términos post-apocalípticos, no soy parte de la sociedad por gusto propio, más bien estoy preso en un grosero cuerpo y una dimensión muy materialista. Todo por el dinero, el mejor invento universal de control y jurisdicción que ha usurpado lo mejor del ser humano, ahora la ignorancia y la incompetencia son la ley y la norma, todo funciona en pos de ese macabro negocio en lugar de hacer del mundo y la humanidad un lugar mejor, no la cloaca y el basurero que se ha convertido el planeta tierra. Los tramposos son los ganadores, no hay nada justo cuando lo justo no es suficiente, el orgullo de un ego inflado en intereses y créditos que no deja de pavonearse, así es la iniquidad que justifica la corrupta manera de tratarse los unos a los otros como mercancía y objetos sexuales. Tampoco quiero decir que sea el mejor ser humano que quiere dar cátedra, veo a la competencia como el instinto más animal del ser humano que no deja de ser salvaje a pesar de que digan ser civilizados, lo serían si no compraran tanta basura o no trabajaran por hacer más ricos a los ricos… abrir los ojos es suficiente, pero eso es imposible para el que no tiene otra salida que pedir o trabajar, al que necesita y no al que reclama, pues muy bien dijo el maestro que al que pide se le da, elegid con prudencia. Yo no me cuido, que me cuide la luz que me da el aliento, que me proteja el amor más profundo de mi ser, que me defienda la sombra más oscura de mi interior y que sea lo que nuestro padre haya dispuesto. Creo en el destino y también creo que uno mismo lo forja, creo en la paradoja no como un conflicto sino como una integridad, la contraposición como un debate más que una definición, pues lo único definitivo es la muerte, y allí nace el miedo de una vida arrodillada ante la burla de los multimillonarios que nadie importa porque se esconden tras sus celebridades y socios. Claro que odio esos ideales que incluso la gente que amo se perjudica ante mis prejuicios de mediocres, sometidos fielmente a un sistema jerárquico, económico, comercial, artificial, corrupto, desalmado, justificado, mecánico y, sobre todo, institucionalmente inútil. Mi empresa ha sido manejar esa energía tanto divina como mortal, fluir entre mis propias emociones o surfear sobre las ajenas, de eso se nutre mi arte y mi vida que se resume al paso de un espíritu trascendente en una vida intransigente, porque moriré alegre en la dicha de una visión plantada en las estrellas y atenta en el movimiento, el instante que hace de los milagros una realidad. No soy oscuro ni diabólico, tampoco hago apología a la violencia ni al crimen, y si quieren atribuirme algún mal digan que mi ambición es hacer de mundo un escenario para las artes y la humanidad un ejemplo para el universo.

EL CASTILLO DE LOS PIRINEOS

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donde habito (salido de mis sueños)

MAIAA

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