La anterior foto es una prueba de la idiosincrasia, no hay
mujeres, indígenas, negros o alguien que no parezca un estúpido como el
presidente. Creo que los socios allí se jactan de la ignorancia del pueblo, y
con descaro del egoísta ego pregonan su comodidad, sin darse cuenta que tras
todo su empeño hay tanta sangre para llenar un mar. Cada una de esas personas
me tiene sin cuidado, no me sé sus nombres ni quiero recordar sus rostros,
almas vendidas al poder o la fortuna, y yo no soy nadie para que estas palabras
lleguen a ellos, y por más que me espíen me salva mi nivel de anonimato. Acertado
cumpleaños Bogotá, no celebro tu inconveniente aglomeración de clanes
divididos, gracias a ustedes tenemos un alcalde miserable y cretino, un sistema
de transporte tan criminal como sus recurrentes asaltantes, capital del
desastre sanitario del sistema de salud que representa el negocio, y al mirar
la foto pienso en la clase de torcidos entre esta clase de socios y los otros.
Hace siete décadas y cuatro años la bomba Little Boy se lazó sobre Hiroshima,
esto puso al capitalismo por encima de la humanidad, un claro ejemplo del poder
oculto tras lo público del que pocos tienen idea, como que hoy es la fecha de
independencia de Bolivia y Jamaica, mientras los millones de sacrificios por
las políticas y el territorio, pasan desapercibidos en el olvido, pero las
estatuas de los criminales son alabadas como los santos que no oyen ni ven.
Bogotá no difiere de New York, Lima, Hong Kong y demás centros urbanos que son
prisiones sin muros y donde los presos no quieren salir, defienden la esclavitud
que llaman democracia y blanden banderas cual si representaran algo real. Los
ingenieros sociales, no van a revelar los secretos, por eso los dueños de tales
arcanos son verdugos de quienes intentan descubrirlos, así se levantan sobre el
humano y se atribuyen realezas que no son más que contratos diabólicos, todo un
plan de control para dejar a la humanidad expuesta a cosas por encima y debajo
de la frecuencia que llamamos “mortalidad” y que en esencia es la negación de
la herencia divina. Nacer en una capital es una pena capital, no convivo con
mitómanos ni ladrones, y ahora resulta que los pederastas violadores están a
cargo de la honorable administración pública, como el expresidente Uribe que
pasó una lista internacional de narcotraficantes como infamias cuando fueron
hechos. Especulo que en la foto debe haber toda clase de ilícitos, no hay
alguien que se amerite tal lujo sino hace parte de esa sociedad que repito, no
somos socios, somos esclavos, y antes que rendir tributo a una inerte estatua
que al igual de los santos no oye ni ve. Un día llegará que nadie vote por
nadie, que el gobierno sea tan ilegítimo que pase a manos de cada líder territorial
(si no se les asesina), recuperaremos el medio ambiente que la minería y el petróleo
estropean, sin multinacionales que se roben incluso las mentes de quienes como
súbditos se sacrifican por sus secuestradores. Ver la foto es pensar es todo es
desfalco al erario público, a la excusa democrática mientras el pueblo es
sometido a un cuatro por mil o salvar un grupo bancario que es cómplice de
semejante judía “obedrecht”, sin poder hacer nada pues para eso eligieron sus
gobernantes y trabajan para ese sistema. Y lo peor es lo que falta, no sólo la
real Colombia, sino los cómplices asiáticos que no pueden perder una
oportunidad de deslumbrar al ingenio presidente aprendiz, que no es más que un
títere de esa clase social a extirpar de la sociedad como un Cáncer. No celebro
nada, conmemoro los millones de nativos asesinados en la conquista, colonia,
independencia y consecuente democracia, mucho menos entrego mi energía al
dinero, sobrevivencia del inconsciente o involucionado. Tampoco veo la belleza
que si observo cuando no hay cemento ni contaminación, no cago en el agua ni
sigo a un equipo de fútbol, mejor miro al cielo y veo las maravillas de un
planeta en manos sectarias, de los depredadores del mundo y la humanidad, la
usurpadora de la paz que demanda sacrificios, ese ente superior que se atribuye
honor cuando es el horror de la conquista existencial.