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| imagen tomada de google |
Las señales están a la vista, no sólo por los ovnis que se observan cotidianamente sino por otros fenómenos extraños, como que los animales hagan rondan en círculos por días incluso por un par de semanas. La única vez que había visto algo así fue en el levógiro rito árabe alrededor de la kaaba, donde reposa una piedra negra que adoran en el kawaf y otras ceremonias con cantos y los requisitos doctrinales y dogmáticos, instrucciones dejadas por los dioses a sus sacerdotes y electos comandantes o gobernantes. Y todo ello en medio del gran espectáculo mundial del fútbol, ya que la monarquía imperial del país anfitrión compró la organización a pesar de sus líos legales, como si intentaran lavar sus sangrientas manos en ríos de leche. Al parecer, la institucionalidad es una red tejida en la corrupción gestada en la tiranía de un sistema fraudulento, uno donde el negocio es lo más importante del mundo, no en vano se llama capitalismo el momento de la historia que pasa ante los enajenados ojos de los convencidos. Los animales presienten fenómenos naturales antes de que éstos sucedan, debido a que su consciencia no fue intervenida como la nuestra, atrofiada y destituida a ser un simple civil o una figura comercial, sin intuición ni sensibilidad alguna pues al orden le desagrada lo personal y subjetivo, lo degrada a la barbarie y lo somete al régimen que los trata como ignorantes esclavos. Se dice que justo antes de amanecer es cuando es más oscuro, si la luz ha de brillar en su esplendor será en la completa obscuridad, como aquella al final del túnel o que nos espera al momento de expirar el último aliento, y así luce este ilustre plan social donde las mafias invierten en presidencias y otros contratos, y no sólo el narcotráfico ya que es el menor de los problemas. Las armas y municiones se venden como pan caliente, a esa gente no le interesa la paz de la misma forma que a los farmacéuticos no les importa la salud, ahora van a creer que la educación y la justicia no lo son, por eso es mejor pagar los impuestos y el diezmo, ver la novela o escuchar el reguetón o música popular, otro tentáculo más en ese mezquino tejido social el cual emula una prisión disfrazada de universidad. Si se preguntan la razón de dar vueltas en círculo no tengo nada más que suposiciones, conjeturas o teorías, nada que otro como uno no concluyera si lo viera desde el cristal de la consciencia, una que está despertando en su nivel colectivo donde se consensa los estatutos de la matriz comunal, es la empatía en acción por encima de la necesidad del dinero, algo que prescindieron antiguas civilizaciones para construir sus misteriosos templos o pirámides. El imperio romano se dividió en dos antes de ser absorbido por las consecuentes clases despóticas, esas que llevaron al mundo al oscurantismo por siglos hasta que el renacimiento les otorgó la autoridad y el privilegio que los hace impunes y anónimos, absurdamente millonarios y sobre todo desalmados que vendieron su humanidad. Las profecías y las revelaciones están a la orden del día, todo pasa ante el testimonio de las cámaras, tanto que es menester crear contenido manipulado para desacreditar lo real y cierto, como los innumerables videos de fantasmas y otros tipos de procesos del metemsicosis en todos los niveles de existencia. No le temo al fin del mundo ni a la muerte, lo aterrador es observar a los enajenados vasallos del sistema negando aquello que les revuelve los traumas, mejor es mentirse en divertimentos cuales vicios legales mientras los de ancestrales enteógenos son enfermos mentales, adictos a sustancias prohibidas por su efecto purgante y trascendente. Pase lo que pase, nada va a cambiar aquello destinado en congresos y la agenda de la propiedad privada, sólo ellos sabrían si sobrevivimos o nos exterminamos, algo así les pasó a los dinosaurios, luego fue el diluvio y las pestes y demás catástrofes apocalípticas y aquí seguimos esperando la nada y el vacío al que los ocultistas nos condenaron, demostrando que no hay mal sin bien y viceversa, integridad convertida en hipócrita demagogia.
