martes, 21 de abril de 2020

TIEMPO DE REFLEXIÓN Y MEDITACIÓM

Elevar la consciencia es un acto de desobediencia civil, un sacrificio social a favor del individuo y el desconocido espíritu cósmico que habita en toda criatura vida e inorgánica, por lo que los dueños del sistema temen que un día se esparza como un virus, es por eso, que ellos deben actuar antes de que la naturaleza haga lo suyo. El sistema te necesita obediente, para ello te hace ignorante y adicto a sus leyes o dogmas, por lo que no extraño ver a los borregos votando o diezmando sin darse cuenta, que pagan por nada, sin siquiera imaginarse el poder del pensamiento o de palabra reposando en sus corazones. La muerte sólo existe para el cuerpo, luego es cuando el paraíso o el infierno se hace real, mientras tanto, aquellos que manipulan la realidad someten la naturaleza a su antojo, saben que la energía propia del ser humano no se puede exterminar a menos que él mismo la entregue a voluntad. Los multimillonarios son culpables de ello, nadie puede nacer en ese mundo de plutócratas sin haber vendido su alma con anterioridad, a menos que sea uno de los renegados que usan el imperio para elevar su consciencia, los traidores del imperio eliminados como JFK y otros que se atrevieron a desafiar los límites impuestos. Lo mismo pasó con maestros ancestrales, enseñaron la importancia de un espíritu trascendente, pero las religiones convirtieron sus experiencias en una forma de controlar la sociedad y de paso lucrarse, ninguno es capaz de aliviar la pena de existir en un mundo ambicioso y menesteroso, se aprovechan de las pasiones humanas como el fútbol, así la vanidad del ego se impone al amor a la sabiduría, son mediocres sobornados sin imaginarse que la vida es más fantástica de lo que parece. Temer es de humanos, lo es también la curiosidad, sólo que se conforman con ilusiones, se venden al mejor postor como cuando dicen que un buen político es el que menos roba, todos ellos son delincuentes de cuello blanco, hombres en traje que no dejan de ser monstruos por dentro de la piel, se ufanan de ello en impuestos y tributos llenando arcas privadas con dineros públicos, por eso a un ladrón que robe un banco le dan penas brutales, mientras los banqueros se salen con la suya. Ese imperio del mal sea socialista, demócrata, republicano, monarca, dictatorial, religioso o lo que sea, son capitalistas asociados al nuevo orden mundial, masones y demás iluminados institucionalistas o dueños de las corporaciones que han hecho del planeta lo que es, un caos social donde la gente es mala por la naturaleza de sus sociólogos y demás ingenieros del régimen nacional o internacional. Dejar ese cáncer cuesta más que cualquier cosa en el mundo, pero es un buen precio a pagar por la libertad del alma y su consecuente despertar, y eso no quiere decir que vamos a ser super héroes o ser profetas, o que vamos a abrir la glándula pineal y ver el universo como lo hace el yagé, tampoco es para adquirir riquezas o ser poderosos, es simplemente ser conscientes de lo que se trata vivir en una clase de mundo como este. Thoreau propuso vivir con lo menos posible, nada diferente de Jesús o Buda o Lao Tse, todos ellos se anticiparon a la filosofía moderna de la razón científica o del credo religioso, no había constituciones ni biblias, mucho menos un centralismo satánico dado a empobrecer a todos y enriquecer a unos pocos. Vale la pena dar la vida por el arte y la expresión de la realidad universal, por el amor a la sabiduría, por el desarrollo individual del espíritu, por la consciencia colectiva de un universo lleno de luz y amor, esa abundancia de la eternidad puesta en cada uno de nosotros, la herencia divina atrapada en el profano materialismo, la accidentada ruina de lo espiritual. Somos luz y oscuridad, movimiento y reposo, una paradoja resuelta en el devenir sin planes a futuro o traumas del pasado, no soy más que un insecto ni menos que un Dios, por eso exhorto a mis lectores a comprobarlo en la soledad de sus sueños, descubrirlo en la voluntad propia y el compromiso ajeno de hacer un mundo mejor, no ese progreso protervo que dicen ser inevitable cuando es proclive al desastre, tal como ese caos que vivimos en esta cuarentena.

EL CASTILLO DE LOS PIRINEOS

EL CASTILLO DE LOS PIRINEOS
donde habito (salido de mis sueños)

MAIAA

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