domingo, 23 de febrero de 2020

ACEPTAR LO INACEPTABLE ES EMPEZAR A COMPRENDER LO INCOMPRENSIBLE

El tiempo y el espacio son tan definitivos como relativos, en esencia, el universo es la dualidad en armonía, toda luz produce una sombra de la misma forma que la oscuridad revela el más mínimo resplandor. Más allá de la moral está la consciencia, la ley escrita en la sangre, o si quieren, es la matriz mental codificada en la realidad física, polos extremos de dos perspectivas de lo mismo, dicho de otra forma, en la integridad el amor y el miedo van de la mano, que a lo mejor por eso el mundo es tan miserable como divino. No pretendo la verdad absoluta, es mi juicio humano hecho ensayo, la idea convertida en palabra, el supuesto arte que blando en cada tintinear de las teclas, en otro tiempo fue de puño y letra siendo siempre sangre y espíritu, el mismo que trae a cada uno de los lectores a un diminuto universo. Mucho antes de la llegada de los españoles desapareció la más misteriosa cultura del sur de Colombia, sin nombre conocido se les llamó “San Agustín” por el fray que en 1790 se dio la tarea de consignarlas por escrito, antes sólo quedaban historias que los colonos se encargaron de desestimar, luego de la aniquilación de la conquista y el establecimiento del feudo, las leyendas y los mitos eran el tesoro de una lengua extinta, sus historias hacen parte del consciente colectivo del conocimiento mundial, no esa globalización que tanta ruina ha traído al mundo. Alrededor de 5 mil años atrás, una tribu se distribuyó por ese territorio del macizo colombiano, pasaron de lo arcaico y primitivo, a dejar una increíble prueba de su sabiduría y de su conexión con la tierra. Dejaron sarcófagos de animales lejanos como el cocodrilo, imprimieron el rostro de un elefante en un tótem funerario infantil, incluso esculpieron a un primate endémico de África, y una fuente lava patas donde se dice que traían al mundo a sus hijos, siendo particular que donde inhuman también dan a luz. Alguna vez un huaquero encontró una piedra que al moverse sonaba como si estuviera hueca, y como si fuera hecha por alguien que deliberadamente dejó algo en su interior como prueba, como si la piedra hubiera estado líquida en su estado primordial. Todo el lugar tiene pruebas de la gran actividad humana en la región, se dice que a la llega de Cortés los mayas eras más de 35 millones y en el caso de Pizarro eran más de 33 millones de incas, ahora no es increíble pensar que los pocos millones que habitaron el país tenían relaciones. Los Taironas debieron conocer a los san agustinianos, igual que los Calima, Muiscas, Nariño, Tierradentro, Tolima y demás culturas precolombinas; a diferencia de los occidentales, éstas culturas mantenían el espíritu otorgado por los dioses, de seguro no usaban mercurio para extraer el oro, tampoco le tiraban sus desperdicios al agua. Antes los lenguajes tenían en común la explicación del universo, de allí que antes de ser hablado y escrito, era telepático y empático, no había jerarquías más que las condiciones propias de la vida, igual que el mal propio de las personas caídas en desgracia, como esos inhumanos seres usurpadores de la humanidad. Creo que aún queda esa energía en los modernos humanos, puede que no recuerden su origen, que sean mestizos, estén esclavizados, sean ignaros del espíritu, o peor, que lo manipulen en interés de sus preceptos sociales, mercado de una vida reducida a trabajo, cuando su dignidad es levantarse del fango como una bella flor. El instante deja de ser perenne, nos elevamos en una espiral de afectiva y tierna luz, reconocemos la herencia cósmica o adquirimos el honor arrebatado en dogmas y pasiones, así es como despierta la consciencia dormida, es así como los sueños se hacen realidad, como el amor supera todo lo imposible, verdadera fe que se manifiesta en pensamiento y acción. Puede que lo oficial sea la verdad aceptada, hasta la mentira es cierta en boca del mentiroso y odio del crédulo, lo oficial, lo estatal, lo cardinal, la ley o norma del mundo poco vale si no comprende la esencia del cosmos, si pretende dominarlo o contenerlo, esa quimera que llaman democracia es un negocio de todo aquello que quedó plasmado en la naturaleza y la humanidad, sólo es querer entender.

EL CASTILLO DE LOS PIRINEOS

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donde habito (salido de mis sueños)

MAIAA

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