Creo que pronto llegará mi fin, y no me refiero a la muerte
sino a un cambio de ciclo demasiado drástico, a un giro de 360 grados que
parecerá un cambio de bando o una traición, que verán la derrota en la
rendición. Así como el placer termina en un orgasmo la vida ha de terminar con
una sonrisa, y aunque la situación sea de lo más adversa lo mejor es irse con
el mejor ánimo que dejar las penas nos arrastren a la condena. No mentiré, no
soy una persona impoluta de pecado siendo el líder de una extraña congregación
de artistas, por el contrario, siendo una secta selecta, la ley de la unidad
que manejamos supera toda contrariedad, nos basamos en la sombra como lugar en
que la luz se revela así se reconocen en las cegadoras luces. Los arcanos que
he de llevarme a la tumba son el tesoro de una vida al servicio de lo supremo,
de esa búsqueda mística que todos los profetas hallaron en la soledad y la
amargura, poder oculto tras invisibles milagros que atribuyen a Dios cuando es
su propio espíritu. Creer es poder, y depende del nivel de consciencia se puede
de todo que tanto lo malo como lo bueno se manifiestan en una demente
fluctuación, así que unas veces la “suerte” nos acompaña y en otras nos deja a
merced de la ruina. Y si me ponen al atrio a dirigir un grupo de personas no me
negaré de la misma manera que dejo fluir mis pasiones, unas veces carnales y
por lo general el éxtasis de existir a pesar de estar en el infierno, pues levantarse
luego de caer no es fácil, y menos si se cree que se ha perdido incluso cuando
has muerto. De allí el arte de sobrevivir a peor enemigo de todos “Uno mismo”,
de conquistar al otro enamorando en lugar de luchar y sin perjudicar, sólo
compartiendo la vida en los límites propios de cada quien y las fantasías
comunes, manifestando esa relación con lo cósmico desde la simplicidad mortal y
lo banal. Dejo este testimonio y testamento de mi voluntad: no más negocio de
la inconmensurable energía del ser humano y el planeta. No negaré que gané
mucho en la explotación sexual de las pervertidas y sobre todo de sus clientes,
un podrido mundo en el que conocí almas perdidas y otras en redención como yo,
los dos extremos de la misma moneda con que se paga el karma, si se lava el
cuerpo puede que quede limpio, pero limpiar el alma se requiere actos de contrición
poco comunes en el comercio capitalista. Bien sé de eso ya que sigo siendo
dueño de una empresa de entretenimiento adulto para financiar mi grupo
cultural, allí en lugar de pedir dinero se ofrece lo que otros prometen y no
cumplen, y mis discursos dependen de cómo sobrevivo a mi humanidad y revelo mi
espiritualidad. Así me pusieron a la cabeza de un monstruo que no difiere del
negocio anterior, la diferencia es que mejoramos la calidad de vida de todo
aquel que se convence de que aquí despreciamos la sociedad que usurpó a la
humanidad. La dignidad se pierde en el asesinato y la violación, así como la
mentira y el capricho que tanto han martirizado inocentes víctimas de la
iniquidad y perversidad, ya corrupto el corazón la mente lo sigue al abismo y
el monstruo queda en libertad. Aprendí a lidiar con mis demonios, los ajenos no
fueron rival y dejaron al descubierto hermosos espíritus atrapados en la
mortalidad humana, tan necesitados de amor que no se evita la decepción ni la
traición, y qué mejor sicólogo que la propia experiencia ni qué mejor terapia
que compartirla. Iniciamos el grupo como un experimento y derivó en el menester
de mucha gente, se extendió tan rápido que no me di cuenta en qué momento quedé
al nivel del papa y los demás estafadores, por lo que renunciar es imperativo por
no decir que la muerte es la única opción. El maestro me enseñó que quien ostente
el poder que se haga rey, y aquel que se haga rey que renuncie, y eso voy a
hacer como dueño de la compañía y representante de la congregación, las voy a
vender y daré todo al joven que me convenza. Amo la muerte y no le temo, la he
visto un par de veces, más de lo que muchos sobreviven y aprendí que el destino
y el libre albedrío son los extremos de lo mismo, así me despido en caso de
suicidio, la amenaza se cierne sobre mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario