Si me hablan se orden seré el caos, de la misma manera que
si me hablan de caos seré el orden, y no es por ser el adverso o contrario,
sino porque en la integridad de mi ser me gusta oponerme a mí mismo antes que a
los demás. La competencia no es lo mío, suele incitar mis más oscuros haces de
luz, prefiero la lucha que hace del conflicto una oportunidad para sucumbir
ante la ilusión o ser parte de la verdad descubierta. Prefiero la sobrevivencia
animal del ser humano, el instinto que es depredador por el cual el menester
del sueño, la comida y el sexo priman en su objetico de vida, no obstante, para
unos más elevados la vida es eterna a pesar de que la consciencia sólo vea una
parte, la que muere. Mi espiritualidad no la comprendo así como mi humanidad no
la tolero, odio el sentimiento de impotencia y decepción frente a la realidad,
pero me fascina y alegra la plácida sensación de no ser de este mundo. Cerrar
los ojos y dejarse llevar del silente vacío a través del tiempo y el espacio,
en lo más profundo surgirá esa energía o luz llamada espíritu, sin nombre ni
límites es parte íntegra del universo, herencia de una creación que siempre ha
estado y siempre va a estar, no nació y por eso no morirá. No hay mal ni bien
cuando lo bueno y lo malo van de la mano en lugar de ser contrarios, he allí el
dilema de la sociedad que se debate en cada evento de la vida, provocado o
aleatorio, cada suceso está ligado a los objetivos que quienes gestaron esta
estafa económica llamada democracia, religiosamente han cumplido sus sueños de
confort en el tope de una pirámide social. Más que un esclavo soy un preso,
cautivo en la consciencia colectiva de seres convencidos por otros, aceptan
obedientemente el yugo de su trabajo y se esfuerzan por alabar a su capataz, se
entretienen en banales propósitos y celebran la vida mientras otros son los
desafortunados que mueren bajo bombas, por eso los criminales prosperan en la
hipócrita vida de los comerciantes. Nací muerto más que viejo, fantasma de
persona que vaga al rumbo de quien lo invoca en menester de cualquier cosa,
atraído por la magia oculta en el ser humano y repudiado por la misma humanidad
que me pesa. Me llaman utópico, no me creen cuando despliego esa energía
interior en busca del misterio o la sabiduría, les gustaría que les hablara de
fútbol o de modas, ignorantes de todo arcano se convencen de sus formas
primitivas, las exaltan a tal punto que en lugar de avanzar retroceden en la
escala evolutiva, no ven que contribuyen a la ruina de su imperio como todos antes
de este capitalismo agresivo que nos consume. He sido testigo de que el hambre
se espanta por un rato mientras te evades en un libro o un juego, luego el
milagro se manifiesta y apremia al vencedor saciando su falencia, es la victoria
del espíritu sobre todo lo demás. Que confuso puede ser indagar la esencia de
la materia, y más desorientador buscarse a sí mismo en otros, he allí lo más
problemático de un ser que en lugar de buscarse a sí mismo prefiere vender al
mejor postor. Lo cierto es que nada justifica la riqueza de las élites, mucho
menos lo que son capaces de hacer cuando han perfeccionado su estafa, se
regodean en sus tronos sin el pudor noble de sus almas, sin vergüenza alguna
imponen sus maneras y se vanaglorian del éxito de su empresa. Tiranos
escondidos tras lo público, indiferentes y desalmados que dicen amar la vida
cuando la sacrifican impunemente, que valoran la falacia del dinero mientras se
burlan de la sabia bondad que habita en el ser humano, la destruyen enseñando
que el propósito del ser humano es trabajar, los adoctrinan en la mísera
esperanza de una vida mejor. No pretendo ser un santo, estoy lejos de ser una
buena persona, la sociedad me ha defenestrado casi hasta la locura, me corrompe
con su rutina y me desuela con su ignorancia, me amarga y me deprime, tal vez
por eso aquello que llaman espíritu se impone a mi dolor y me muestra que
venimos de otro lugar, al que iré cuando muera, quisiera pronto talvez muy
lejano, como condenado a ver la caída de la sociedad y el nacimiento de la
humanidad consciente y elevada digna de honra y tranquilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario