Te preocupas por Palestina, Ucrania, Corea del norte, Haití,
Somalia… pero sigues consumiendo animales muertos; tributando impuestos;
pagando créditos; cobrando la nómina de tu esclavitud; consumiendo fútbol, mujeres,
políticos, basura… La gente muere y nada se puede hacer, es la ley de la vida,
pero no por eso (por la ley del hombre) seguiré la filosofía del materialismo y
la mala sociedad que nos han dejado los ancestros de quienes hoy en día se
denominan sangre real, y no son más
que demonios disfrazados de humanos, son ellos quienes asesinan impunemente con
sus condiciones y beneficios, los mismos que tienen en la ruina a quienes no
compartimos su pobre espiritualidad fundamentada en lo físico. La guerra es
producto de otra que llevamos en lo invisible de nuestro ser, aquello que
llamamos espíritu pero que nadie conoce ni ha visto, sin embargo, ha sido lo
que nos ha mantenido en medio de la muerte, enfermedad y dolor, la misma que
nos ha mostrado el milagro del amor y la fuerza que nos brinda. Entonces divididos
en dos opuestas energías nos debatimos en una lucha sin sentido, caen bombas
sobre familias mientras otros sentados cómodamente observan tal destrucción,
celebran el homicidio de infantes y se vanaglorian de sus logros sociales.
¿Acaso los líderes tienen derecho de armar batallas en nombre de la justicia y
el orden? No lo creo pues si son líderes es porque piensan y saben mandar, pero
vemos que son ingenuos o corruptos cuando abren fuego contra los mismos que
dicen proteger, cuando benefician a los ricos y poderosos. Se han especializado
en los milagros a la inversa, lo que significa que en lugar de lograr cosas
maravillosas para el espíritu prefieren hacer lo imposible en pos de lo
material y lo físico, no más hay que ver lo que la sociedad es: un experimento
cósmico en manos de los peores. Y es así como el Dios con el cual me intentan
dominar se desenmascara como el gran arquitecto del mundo y no es más que un
ser caído en desgracia, el mismo que renegó de la energía del amor y la usurpó
con su ignorante miedo. En esta hora me levanto en armas contra todos ellos,
armas como mi ser (ego), pensamiento (inteligencia) y ESPÍRITU que es el que
siento más que el hambre o el sufrimiento, así empuño la fe para blandirla
contra esos seres que siendo hermanos están corrompidos por el dinero y el
cuerpo. No es diferente un niño hecho pedazos por una bomba israelí a los
crímenes paramilitares o guerrilleros, y eso sin contar a los narcos y
traficantes de armas que hacen más ricos a los bancos y más felices a los
infelices que acaban con el planeta y la vida, son ellos quienes deben desaparecer
de la faz de la pacha tan deplorada por la industria y la tecnología. Evolución
es el nombre que le damos al desarrollo humano pero el hombre no ha salido de
su ignorancia cósmica, le llaman progreso a todo su empeño por acabar con todo
lo que represente amor y tranquilidad, han declarado la guerra a lo que
llevamos por dentro y no conocemos, han enviado todas las legiones de demonios
para que nos corrompan con sexo, drogas y religión, porque así podemos ver al
capitalismo consumista que cambió al ser humano por la naturaleza humana.
Inútilmente escribo para mí, sé que aunque publique serán muy pocos lo que
lean, y nadie quien me crea, que me siga o me patrocine, se sentirán aludidos
como esclavos que son, impotentes como mortales y desalmados como los traicioneros
que olvidaron el Dios que habita en su interior, el mismo que nos ha hecho
eternos hijos de su amor. Aquel que lucifer se apropió para ser idolatrado
desde la misma vida, y si no, miren la franja de Gaza, piensen en la frontera
de México y EUA, en los pueblos más alejados de Colombia donde el estado existe
para explotar y expropiar, en los niños asiáticos que viven entre la basura de
niños ricos, el hambre de muchos y la complacencia y confort de todos los que
día a día luchan contra el tráfico, la indiferencia y la impotencia de ser
simples ciudadanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario