Debo dejar constancia escrita de lo increíble y misterioso
que es el mundo en la oscuridad y en lo invisible e imperceptible a los
sentidos, no lo creía ya que soy un hombre razonable de ciencia, no muy
creyente, aunque en el fondo la chispa de lo místico no murió. Eso me unía a
Hanna, la amiga inseparable de la infancia y por supuesto la mejor acólita y
compinche, íntimos cómplices tanto de travesuras como de milagros, y por eso su
amistad era más fuerte que muchos amores. Ella no es una mujer común, es una
bruja en esencia, pero a la final es muy buena persona como todos, solo que
cuando sale lo mejor de ella puede ser una maldita o un amor. Por un momento en
la vida nos separamos, tuvimos que estudiar y en mi caso hacer una familia,
ella se dedicó a investigar todo lo que la intrigaba y a vivir la vida con
desenfreno. Nos volvimos a encontrar en una estación férrea y adelantamos
nuestras vidas que se quedaron en la universidad y las correrías de la
juventud, hoy es el futuro de aquellas promesas que se quedan en sueños y
planes. Su disfraz revelaba que aún conservaba su sensual figura, mientras que
yo por mi lado había engordado por no decir que casi castrado, y que una
enfermera del infierno me salude frente a mi familia parece una mala broma de
una película para adultos, o el inicio de un drama que por poco ha de terminar
en tragedia. Nos vimos luego y hablamos mientras bebíamos un café o caminábamos
por ahí, me contaba de cosas que siempre me rehusé creer, me daba miedo, pero
también me intrigaba, me tentaba con sus gestos y me condenaba con sus
propuestas. ¡No es casual que el mes del amor es antes del mes de las brujas! primero
el engaño de los placeres y luego la pena de las consecuencias, y así pasamos
del sexo al horror. Me miró, escudriñando cada grieta de mis defectos,
explorando si todavía era en esencia aquel que conocía o si las situaciones me
habían acondicionado hasta el alma. ¡Y es por eso que sigue navidad como
compensación! Pues me parece una mezcla de las dos primeras. Y la sonrisa que
tanto me gusta de ella asomó, ese lado prístino e infantil que no sucumbe ante
el peor de los males o la más inmensa culpa. Al parecer el rol de padre te ha
afectado, yo era la odiosa con las festividades, ahora celebro los ritos fuera
del comercio que suelen ser, hay más de lo que sabe el hombre más sabio del
mundo. Sacó algo de su bolso, era una vieja carta del tarot egipcio, tenía unos
diagramas y otros apuntes, decía que había encontrado un portal y que de pronto
una larva se le colgó. Contaba que no se habla de los desaparecidos porque al
igual que muchos muertos: son alimento de dioses y otros carniceros. Me confesó
que me buscó como última alternativa, pero que al verme con la familia no quiso
entrometerse, pero el que la quisiera ver era síntoma de que aquel febril y
párvulo amor no había muerto. Muchos pensarían que buscábamos motel, pero lo
que no imaginan es lo que sucede en esos lugares, pues más que sexo y drogas es
lo corrupto lo que sucede en la intimidad. Me advirtió que podría ser nuestra
última vez juntos, que si quería era la oportunidad de finiquitar sus asuntos,
y eso que la vida no da segundas oportunidades, y bien si lo sabe mi esposa que
puede que sea fiel pero que ganas no le sobran. Primero las damas, por eso ella
pintó un pentagrama y puso unas cosas dentro de un cuenco, no bebió, pero si
tomó y escupió el menjurje hacia el pináculo, y luego de unos rezos e invocaciones
se apagó la luz. Nada fuera de lo normal pasó, pero si sentí que algo bueno no
era lo que acababa de hacer, por el contrario, era un ambiente muy denso el que
cubrió el lugar. Pasó algo de tiempo, la habitación recobró aquello que perdió
cuando Hanna se dio a la tarea, ya no había sentimiento y la única idea que
quedaba era culminar como los mortales. Pasó una semana y el terror de ser
sorprendido era la paranoia, nada sabía de mi amiga y ni modo de investigar, me
había quedado con su carta, o tal vez ella me la dejo en herencia, lo cierto es
que es la única pista de lo sucedido con ella.
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