DESCONECTADO

No hay nada mejor que contemplar el cielo en silencio, tranquilo, solo con la bastedad de lo absoluto, y no morir con el bullicio de los malditos seres que se revuelcan en el fango del consumismo; es en verdad morir o si se desea desaparecer en el misterio de Dios. Defiendo a los suicidas porque no son cobardes como muchos dicen, en verdad es mirar a la cara a la muerte, y el miedo a ella si es pánico, quienes ven el rostro de Dios mueren, solo moisés y unos pocos saben a que me refiero. No me culpen ni me tengan la lastima que suelen sentir, porque si me mato es porque Dios así me lo ha permitido, y vosotros no tienen ningún derecho de juzgarme, si fuera así les reprocharía esa vida tan vacía, están más muertos que yo en esta tumba de ladrillos. Cristo me ha ayudado demasiado y su poder aún me tiene entre estos desgraciados hombres, en verdad están ciegos y no escuchan lo que Dios os pide, por eso están en la ruina mientras yo siendo un miserable soy más sabio, me he entregado a la vida pero ustedes me arrebatan los últimos ánimos, deseo morir, muy pocos me entienden y solo Dios me ama, hasta mi familia ha sido gran obstáculo para mi libertad, mátenme por el amor de Dios, no dejen que me muera poco a poco en este abandono. Cómo quisiera que en lugar de cosas comunes y triviales, en mis hogar brillara el arte y la cultura del mundo, no el chisme y la mediocridad que hemos heredado; la diferencia entre la inocencia y la ignorancia está en el reto, mucha gente ya se acostumbro a esto como ratas en el drenaje, mientras muchos no nos conformamos y buscamos y encontramos a Dios en el rincón más oscuro. Este lugar ya es tedioso, y el mundo no basta para curiosos como nosotros, me intriga indagar que hay más allá de esta vida, pero al mismo tiempo quiero ver el día del juicio final y probarles a estos hombres que no estoy equivocado, porque si fuera así ya me habría muerto hace mucho tiempo, o estaría en un hospital o en una cárcel, pero todo lo contrario estoy tan libre que me duele no poder manifestarlo. Quería escribir hace tiempo algo bueno, pero las circunstancias me han traído hasta esta encrucijada, tengo la premonición de algo bueno pero la realidad me aturde, me empuja a donde no quiero ir, me pone entre el espíritu y el animal que soy, me hace pensar en la tribulación. Solo me quedaría decir que una gran sorpresa nos espera, que las tinieblas se disipan, el frío se hunde en las alturas, el dolor se extingue como candil consumido, no hay nada que pueda acabar la fe y el coraje que llevamos en lo más profundo de nuestro ser, ningún enemigo es capaz de derrotarnos cuando nuestro aliado es el cosmos, y el infinito nos espera como una conjunción sagrada, el letargo de una mala educación se acaba cuando la luz penetra mi alma, me llena y me vacía. Podemos ser humanos y no mortales, todo depende de que leyes se sigan y que deseos os impulsen, recuerda: eres tan libre como quieras, ese fue el regalo del cielo, no lo desperdicies siendo un vulgar hombre, deja tu espíritu volar y volar…