CICLOS INSANOS

Los días de septiembre hoy se van, que se lleve mis miedos dejando huellas, abriendo portales de transcición endoplasmática; en este mundo el amor hay una mor para todo, un amor para la madre, otro para el padre, para los hermanos, amigos, conocidos, novia, amante, sucursal, etc. Primero el mes del amor y la amistad para seguir con las brujas y luego rematar con la navidad, todo por un absurdo sentido del consumismo, y falta de común, ya no presienten sino siguen instrucciones, los he visto sumergidos en hondas reflexiones, autómatas entretenidos en subliminales leyes. A vista de cóndor allá en su pedestal en contraste con el cielo gris de hoy, percibiendo otros planos, haces de luces que atraviezan las nubes, como las ondas hacen vibrar el cosmos, sinfonias andinas de bombos y vientos cruzan los límites. Pájaros de metal hacen ruido y no oigo lo que pienso, siento muy adentro una paz indescriptible mientras mi exterior está tremulo y absorto; de nuevo esa inversión de estar agitado interiormente caminando cual zombi a su sepulcro. Ya cae la tarde y viene la conocida noche, vienen los sueños, el amor, la soledad, el frio, una nueva oportunidad de esperar el amanecer, la forma de mostrar la luz en la oscuridad, resplandecer cual brillo en el baul de los misterios. Los colores metálicos de un atardecer citadino, y esa iriscencia en el horizonte de avanzadas aventuras, inspiran estas palabras, el movimiento del viento en las hojas de los árboles y el cabello de los niños que juegan en el parque, las briznas de polen a la deriva, y esos diminutos universos atómicos del polvo, los ácaros son los reyes y las bacterias el karma de la debilidad. Ha caido el manto de la oscuridad y ya se fue la última luz solar de este mes, ahora viene la transición de la medianoche y el arcano de innombrables deseos, palabras impresas en el askáshico archivo de insondables memorias, hora de subir a la barca y flotar en el eter de amor que nos rodea. El reflejo de la luna, la poca bruma y el hálito del vaho gélido y condensado; parece una mabiente gótico pero estamos en el trópico, cual film inglés haría falta los carruajes y jack el destripador, el cielo suelta algunas pocas lágrimas calmando la sed de la tristeza, "la cucaracha ya no puede caminar, porque no tiene, porque le falta, la marihuana que fumar", espectros en trance pasan sosloyadamente en planos paralelos de existencia, lo mismo en distintas frecuencias y notas. Ya será tiempo de pedir dulces, de máscaras y trajes, de famas y cronopios, de rios de leche y miel, juegos pirotécnicos o fuegos artificiales, de más dolores de espalda y postres de frutas, de cambiar, morir, evolucionar. Mejor será volver a mi capullo, regresar a la enajenación trascendental de corrientes borrascosas, seguir el circulo no vicioso sino espiral de ascenso, esquivando los que vienen en bajada.