INTENTANDO PERDER LA RAZÓN 1

Conocete a ti mismo, dice la sabiduría ancestral, pero, ¿cuantos de nosotros nos vemos en los ojos de otra persona? ¿cuántos somos capaces de sentir lo profundo? no creo que un título, o una ID, un nombre, una fortuna, una sabiduría, un sentimiento, un cuerpo... etc, lo sea todo. El hecho de que no veamos a Dios no quiere decir que no exista, ni de que no tengamos contacto con cosas fuera de este mundo, no las hace falsas; tal vez puede ser el miedo a fantasmas, o a lo desconocido, a nuestra esencia, a la condena, a lo que sea, lo que nos hace ciegos y negados. Pero algo de nuevo ha brillado en mi interior, no se explicarlo, me siento como si la vida fuera un deyavú, escuché a alguien decir que: siempre me adelanto a la sorpresa y me la tiro. En cierta forma particular y personal, ha sido tan sensible como para sufrir y gozar al tiempo un situación, pero lo que más disfruto es esa sensación de no querer nada, de estar atento a la realidad, antes que estar abstraído en pensaminetos cíclicos, los cuales me hacen dudar. Aveces me quedo solo mirando un punto en la nada y veo visiones de lo conocido y por conocer, o al mirarme en un espejo no me veo como yo mismo sino como una especie de investidura, solo la apariencia de algo incognocible, la coraza de un gas noble.

Soy polvo de estrella,
soy una figurilla de barro;
era el ión de un neutrón,
andaba como un gusano,
y ahora soy una mariposa.

Estaba perdido y ahora me he encontrado,
he hecho de mi fracaso un victoria,
he salido del vacio a la luz,
no he cambiado de viaje,
pero si de vehículo...